Lagrimas...

No entiendo a la gente joven y/o adulta que llora ante cualquier situación; que es vencido por una desesperación mustiamente cotidiana (lloran cada que se astillan un dedo; o de que se les acaba el chocolate; o de que se les atora la PC; o de que los regañaron en su trabajo y/o escuela; o viendo una novela donde la sirvienta sufre durante 999 capítulos y al ultimo se vuelve millonaria, de paso se queda con el hijo de la patrona).

Es de mal gusto lagrimear por cosas tan sencillas o por buscar conmover y mostrarse autocompasivo (pobre de mi, solo yo sufro, etc.).

Podría decir que son contadas las ocasiones (habitualmente me oculto), en que he desparramado ese fluido que tanto apena exhibir a los hombres, o igual ha de ser porque, son cosas espontáneas, una reacción desencadenada por la acumulación de estrés, depresión, frustración e impotencia (cualquiera de estos o todos juntos).

¿Y porque escribir sobre el tema?

Recientemente han salido situaciones, donde he experimentado con la personalidad y el coraje de las personas con las que convivo (familia); es un embrollo de emociones las que uno puede encontrar, y claramente me desconcierta, encontrar esa tristeza frívola, en quien la manifiesta de forma recurrente.


Yo creo, que simplemente... Así, no funciona la sensibilidad.