viernes, febrero 17, 2017

This is what you get...


Hace unos pocos días estuve conversando y tratando el tema de regalar, de ilusionar y de tratar de cumplir expectativas de los más pequeños, en el sentido de que se les debe llenar con mucho encanto y un poco más de condescendencia.

He visto la parte difícil de un niño que no puede llevar sus juguetes a la escuela (porque posiblemente sean arrebatados y no vuelvas a tener hasta el próximo cumpleaños), que no recibe lo que tenía contemplado, que te señalen el origen básico de tus reyes magos, o que no puede integrarse a un grupo selecto por no tener el juguete de moda.

La verdad, no tarde demasiado en darme cuenta de lo simple y vano que era todo eso, porque sencillamente tenía mis propios recursos(pedazos de tierra, madera y acero), luchadores de plástico, una imaginación creciente (déficit de atención le llaman algunos) y mucho tiempo libre. Muchas veces tiendo a recordar que mis mejores juguetes siempre fueron hombres de acción (soldados, ninjas y una legión de luchadores más grande que la misma CMLL), en gran parte esta época de mi infancia era muy satisfactoria porque cada nuevo juguete (muñeco, vehículo o nuevo escombro): significaba una nueva extensión de mi universo, de nuevas historias y mejores escenarios.

Me cuesta trabajo e incluso me castiga, el atestiguar la forma en que algunos adultos subestiman el poder que tienen los ingenuos sobre cualquier adversidad que ponga en duda sus ilusiones o sus anhelos; un niño no dejará de creer en lo que puede lograr, no dejara de gozar lo que le gusta sólo porque alguien le dice que está bien chafa o que intentan disminuir su alegría señalando que le regalaron algo que no tiene un estatus o cierta condición.

Esto también puede verse en otros aspectos, pero quiero enfocarme en el regocijo de los regalos de la infancia, las actividades en que estos pueden derivar; por lo mismo, la forma en que encaramos las dificultades por no tener lo que queríamos en un principio y transformarlo en algo que podamos disfrutar, nivelar nuestras ilusiones con respecto a nuestros beneficios.

Me ha hecho falta ubicar ésta sensación de gozo, ponerla de nuevo a mi alcance e integrarla a esta nueva ilusión que está tomando forma; aunque empezó con más desventajas y malos pronósticos. Creo que nos vendría bien tomar una dirección hacia lo que hemos ignorado durante un buen rato, nos falta hacernos un poco más inocentes.

 

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